Arrecife no siempre fue la capital de Lanzarote, pero sí fue siempre un puerto vivo, un lugar de faena, intercambio y cultura popular.
En esta ruta al atardecer recorremos su casco antiguo con una mirada pausada, rescatando la memoria marinera y pesquera que definió su identidad antes del turismo. Hablamos de cómo era la vida en la ciudad cuando el mar marcaba el ritmo de cada jornada, y de cómo muchas de aquellas tradiciones aún laten entre sus calles.
Desde los antiguos almacenes y casas de pescadores hasta la historia del carnaval con los icónicos buches, este paseo nos conecta con el Arrecife más humano, más cercano y más auténtico.
Una experiencia ideal para quienes quieren conocer la capital desde dentro, sin prisas y con los sentidos despiertos.