Cata de vinos canarios
Un pueblo de tradiciones pesqueras reconvertido en uno de los principales enclaves turísticos de toda la isla. Más allá de las playas, este rincón guarda secretos ligados a la historia de toda la isla, tanto desde el punto de vista geológico como social.
Las playas más conocidas de Lanzarote se sitúan en el extremo sur de la isla, próximas a Playa Blanca, frente a la isla de Fuerteventura.
Playa Blanca se extiende por toda la costa sur de Lanzarote, desde Papagayo hasta la zona de Faro Pechiguera, donde se encuentran algunas de las piscinas naturales más emblemáticas de la isla.
Más allá de sus playas, Playa Blanca se caracteriza también por su gastronomia, su historia y su naturaleza, situandose a los pies del Macizo de Los Ajaches, la primera parte de Lanzarote en emerger de los fondos oceánicos hace ya unos 12 millones de años.
Una tarde de vino para dos es una cata especial pensada para celebrar el Día de San Valentín de una forma tranquila y consciente, en uno de los entornos más bonitos del sur de Lanzarote.
La experiencia comienza con una pequeña caminata hasta Playa Mujeres, un paseo sencillo que nos permite ir dejando atrás el ritmo del día y entrar poco a poco en el paisaje. Al llegar a la cala, ya con la luz suave del atardecer, nos detenemos para compartir una cata al aire libre, en un ambiente íntimo y cuidado.
Durante la cata degustaremos un espumoso rosado canario, elegido por su carácter atlántico y su vínculo con el territorio. No se trata de una cata técnica, sino de una experiencia para escuchar, observar y saborear: hablaremos del entorno que nos rodea, pero sobre todo del vino, de su origen y de la historia de amor que hay detrás de cada copa. Amor por la tierra, por el paisaje y por el trabajo que transforma el terroir en vino.
El espumoso se acompañará de un pequeño maridaje con queso de Lanzarote, pensado para realzar los sabores sin restar protagonismo al vino.
Tras la cata, emprenderemos el camino de regreso, cerrando la experiencia con calma, cuando el sol ya empieza a desaparecer en el horizonte.
Una propuesta sencilla, al atardecer y en grupo reducido, pensada para compartir, brindar y disfrutar sin prisas.
Cata guiada de un espumoso rosado canario, con explicación sencilla y narrativa, centrada en el vino y su vínculo con el territorio.
Pequeño maridaje con queso de Lanzarote, seleccionado para acompañar el vino sin restarle protagonismo.
Acompañamiento durante una caminata suave hasta Playa Mujeres y de regreso.
Interpretación del entorno natural, para entender el paisaje que nos rodea sin convertir la experiencia en una ruta técnica.
Grupo reducido, con un máximo de 5 parejas, para garantizar una experiencia íntima y cuidada.
Detalle para cada participante, como recuerdo de la experiencia.
Transporte hasta el punto de encuentro.
Cualquier servicio no especificado en el apartado de servicios incluidos.
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